Dibujar la danza es un objetivo clásico dentro de las artes plásticas. El movimiento de los cuerpos trazados en el aire hilan un recorrido inmenso de conocimiento del ser. Las cuerpas, las animalidad, la sensualidad de las ánimas humanas representadas, inmóviles en los lienzos, en las piedras, nos permiten leer innumerables preguntas y respuestas a lo largo de la historia de los pueblos.